La alberca de Pizarro


(Obra de Pérez Pizarro (1911-1964)


LA ALBERCA DE PIZARRO

La luz del amanecer suena en el agua,
todo es superficie métálica
grises y sombra en oración de un día
acigo y triste como la noche de la profundidad

Eres la argamasa que contiene una ilusión,
un despertar a no sé que mundo serpenteante
nueva ilusión, atesorada en el asombro
de las formas y de la geometría

Atrapada la esperanza en el océano
de tus ojos, la lavandera de los brazos de obra
viene a los cuatro muros, cuerpo de la alberca,
a trabajar junto a las ranas

Ramas como manos están los almendros de nacar,
nacidos de tus manos sentibles,
acarician cual quien soporta
la lángida forma de un viejo pincel

Tras las tinieblas de los colores
junto al tacto del agua-reflejo,
Pérez Pizarro estás aquí de nuevo
cien años después con nosotros...

Ramón Palmeral, tras ver la exposición homenaje.
(25 de marzo 2011)

Para los lectores de esta página
Os puedo asegurar que pintar es como vivir para siempre. Hay que tener un "hobby", un entretenimeitno y no hay nada como pintar, os lo aseguro. Ir a mi web de pintura PALMERAL

La dieta puede influir en el estado de ánimo

A pesar de que el cerebro sólo representa el 2-3% del peso corporal total, es responsable del consumo del 20% de la energía que extraemos de los alimentos. Su funcionamiento requiere tan sólo de oxígeno y de glucosa, sin embargo, son necesarios otros nutrientes para el desarrollo de funciones de la mente como la memoria, la concentración, el pensamiento? que tienen su sede en el cerebro. Una alimentación desequilibrada puede producir carencias específicas de vitaminas o minerales que se manifiestan mediante síntomas o sensaciones como apatía, desgana, irritabilidad, nerviosismo, cansancio, falta de atención, fallos de memoria, de concentración e incluso depresión.

OBTENER MÁS INFORMACIÓN

Antidepresivo natural

La eficacia de los aminoácidos

Algunos aminoácidos o componentes de las proteínas, se comportan como verdaderos antidepresivos naturales.
. El triptófano: es un aminoácido esencial que el cerebro utiliza para producir un neurotransmisor llamado serotonina. Además de inducir al sueño de forma natural, reduce la ansiedad y la tensión y actúa como un
antidepresivo. Hay que tomar unos 6 g al día.
Alimentos que la contienen: el requesón, la leche, la carne, el pesacado, el pavo, los plátanos y los dátiles

. La fenilalanina: otro aminoácido esencial que actúa como neurotransmisor.
Es transformado por el cuerpo en norepinefrina y dopamina, dos transmisores que favorecen la actividad y la vitalidad. Por ello se le atribuye una acción antidepresiva, además de mejorar la memoria y la actividad mental.
Hay que tomar unos 400 mg al día. Alimentos que la contienen: la soja y todos sus derivados, el requesón, la leche en polvo, las almendras, los cacahuetes y las semillas de sésamo y de calabaza.

Otro de los precursores de la serotonina es el triptófano, un aminoácido esencial. Por eso mismo, consumir una buena cantidad de alimentos que lo tengan en su composición será muy importante. Las carnes de aves, lácteos, huevos, tofu y otros derivados de soja y también está presente, en algunos frutos secos como cacahuates y nueces.

Cómo hacer pasta para hojaldre

Receta para el hojaldre:

100 ml de agua fría
7 gr de sal fina
250 gr de mantequilla a temperatura ambiente
75 gr de harina de fuerza
125 gr de harina común

* Ponga el agua fría y la sal en un bol, deje que esta se disuelva lentamente. Funda en un cazo 75 gr. de mantequilla. Coloque en un cuenco la harina rica en gluten y la corriente, añada el agua salada y luego la mantequilla fundida, removiendo con regularidad pero sin amasar demasiado.

* Forme una bola, aplastarla entre las manos, envuelve en film transparente y dejarlo reposar 2 horas en el frigorífico a unos 4º.

* Corte el resto de la mantequilla en trocitos, deposítelos en un cuenco y ablandarla con una espatula, hasta que tenga la misma consistencia que la bola.

* Cuando la masa haya reposado lo suficiente, enharine levemente la superficie de trabajo y extienda la bola con el rodillo hasta un grosor de 2 cm, dejando más altura en el centro que en los extremos.
* Extienda la masa formando un cuadrado de ángulos bien rectos y ponga la mantequilla en el centro.
* Pliegue la masa en tres, como para formar un sobre rectangular: ha dado a la masa la primera “vuelta”. Déjela reposar 2 horas en la nevera.

Tratamiento de las obsesiones zoofóbicas

DEFINICIÓN. Las obsesiones son pensamientos, recuerrdos, imágenes, o impulsos intrusivos desagradables y repugnantes, inaceptables o sin sentido y que el sujeto intenta rechazar.

Generalmente las padecen personas que están solas, no suelen hablar con otras personas, o no le escuchan, o no tienen ditracciones, ocio o relaciones externas, que el distraigan la mente de la repetición constante del mismo pensamiento.

La primera terapia consiste en aprender a tolerar ese pensmaiento que nos acude insitentemente. También exponernos a ellos gradualmente hasta comprobar que le perdemos miedo.

Mentalmente, ante ellos hay que adoptar la posición optimista, es decir, que hemos de transformar mentalmente, lo desagradable en agradable, y ponerle adjetivos optimizantes (maravilloso, genrial, fantastico, asombroso). Por ejemplo, sin pensamos en ratas, convertir esta palabra en algo inofensivo y en animal agradable, creado por Dios. Un mamífero maravilloso y fantástico. Ir a las tienda donde venden animales para ver la cobayas o hamster. Poco a poco le perdemos el miedo. Cuando no produce temor o asiedad el cerebro los olvida.

Lo mismo hay que hacer ante la fobia las arañas, a los perros, serpinente, culebras etc.., pensemos que somo veterinarios y vamos a cuar a todo tipo de animales.


TERAPIA CONDUCTURAL
Técnicas de exposición, exponerse gradualmente al temor que nos desgrada. Para asumir tolerancia.Estas estrategias consisten en exponer a la persona a los objetos personas o imágenes que le provocan la ansiedad y las obsesiones, impidiendo que realice las neutralizaciones (compulsiones o rituales) que hacen que disminuyan su ansiedad (prevención de respuesta de escape) Es por ello, que debería ser la primera línea de intervención para la mayoría de los casos, utilizando la combinación con fármacos (srrotonina) para los más graves, o para cuando existe una comorbilidad con depresión mayor u otros trastornos asociados.

También se utiliza la “exposición imaginaria” : cuando el contenido de las obsesiones no es accesible, cuando el paciente relata un excesivo temor a consecuencias catastróficas si no lleva a cabo la neutralización o cuando las obsesiones están compuestas por imágenes, más que por situaciones, estímulos o sucesos externos.
Evitar las obsesiones no es lo más correcto porque se fijan más en el cerebro.

El “entrenamiento en habituación” consiste en que el paciente plasme por escrito los pensamientos obsesivos repetitivamente o que rememore de forma deliberada el/los pensamiento/s obsesivo/s y que los mantenga en su mente así hasta que su terapeuta se lo indique (tomando generalmente como criterio, que las unidades subjetivas de ansiedad –USAs- en un termómetro de miedo p. ej. se vean reducidas a la mitad menos uno de su valor inicial, que puede oscilar de 0 a 100 o, que al menos disminuyan en un 50% de dicho valor).

En cuanto al entrenamiento en la parada o detención del pensamiento, podremos soslayarlo o no reparar mucho en él ya que no existen estudios –salvo error- que hayan incluido un grupo control en sus diseños. A groso modo, el paciente debe realizar una lista de pensamientos obsesivos y otra con pensamientos agradables alternativos.

El terapeuta primero y posteriormente el paciente, describen la obsesión, que cuando lleva mantenida en la mente un tiempo predeterminado, ambos pueden gritar en voz alta un “para”, “basta” o “stop” que luego se hará interno. El pensamiento entonces habrá desaparecido, debiendo imaginar después el sujeto la escena alternativa. No es ocioso recordar que en esas listas, no se deban incluir pensamientos neutralizantes.

Ansiedad y Desánimo

Ansiedad y Desánimo.
Por Joaquín Carrizosa

La ansiedad tiene entre otras la cualidad de conducir al desánimo, tristeza o depresión. Es común que cuando ansiamos frecuentemente nos desanimemos con mucha facilidad, y pensemos entonces que nada vale la pena, que todo está perdido ya. Cuando nos encontramos bajo la influencia de esa emoción de la pérdida somos incapaces de experimentar nítidamente otras emociones como la alegría, el amor, etc; y nos cuesta un trabajo enorme realizar cualquier actividad, por minúscula que sea.

Según mi experiencia personal, y coincidiendo con las enseñanzas budistas al respecto, eso se debe a que cuando experimentamos ansiedad de forma regular, anisamos “cosas” de forma regular, y de forma regular vemos cómo no conseguimos esas cosas que tanto ansiamos y, consecuentemente, nos desanimamos. Cuantas más común es en nosotros ejercer esa ansiedad, esa acción de ansiar, más común lo es, a su vez, desanimarse, pues lógicamente, no por el mero hecho de ansiar cosas las podremos obtener.

Por ejemplo: Por mucho que ansiemos que no nos hubiese ocurrido algo en un tiempo pasado, no conseguiremos cambiarlo, y sin embargo si conseguiremos frustrarnos y desanimarnos.

O, porque ansiemos enormemente aprobar un examen o ser admitidos en un trabajo, no cambiaremos el resultado de nuestro examen, y si determinaremos el modo de encajar un resultado indeseado, entristeciéndonos y desanimándonos por el mero hecho de haberlo suspendido.

Eso no quiere decir que no debamos aspirar a conseguir nuestros objetivos, pero es preferible que para lograrlos empleemos los hábitos adecuados, de estudio y trabajo, por ejemplo, que son los elementos que nos conducirán a conseguir esos objetivos, y no el mero hecho de ansiar esos objetivos.

Por mucho que deseemos un coche mejor, o una casa mayor, no la conseguiremos por el mero hecho de ansiarla.

Para ello deben influir otros elementos como la disposición económica o el tipo de empleo que tengamos.

Así pues, ansiar y desanimarse todo es uno. Por ello, alguien puede ser muy rico económicamente, o muy guapo, y sentirse totalmente triste y deprimido, porque desea otra cosa cualquiera, y alguien puede ser pobre y sin embargo feliz, pues no necesita más.

Es muy sabio el dicho: “No es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita”

El miedo a ser rechazados

El miedo a ser rechazados (fobia social)
Por Joaquín Carrizosa


El miedo a ser rechazados se encuentra entre los grandes temores del ser humano. A mi juicio, se trata del segundo gran temor, después del miedo a la muerte.

Buscando el papel que ha debido jugar en nuestra evolución y supervivencia como especie, resulta claro pensar lo necesario que ha sido para nuestros antepasados ser bien considerados por los miembros de su comunidad. Como seres sociales que somos, hemos necesitado de la aceptación de los demás para sobrevivir. Aparte de eso, nuestra dependencia de los mayores cuando somos niños condiciona nuestro desarrollo posterior; son muchos los años que necesitamos de esos cuidados hasta poder salir adelante por nosotros mismos, al igual que cuando somos ancianos, que también necesitamos del cuidado de otros. Todo ello conlleva un marcado carácter social, una carga genética considerable y un aprendizaje que refuerza nuestro apego a los demás, nuestro temor a ser rechazados.

Pero, realmente.... ¿a qué tememos cuando somos, o mejor, cuando nos sentimos rechazados?... A quedarnos solos; a no poder sobrevivir.

Como todos nuestros temores, éste lo viviremos con mayor o menor intensidad en función de lo peligroso que consideremos para nuestras vidas lo que advierte ese temor. Y, como el resto de temores, esa advertencia puede ser fundada y realista, o infundada y ser producto de nuestra imaginación. Sea de uno o de otro modo, si nuestro ser lo considera convincente experimentaremos cada uno de los pensamientos que tengamos a ese respecto con mucho temor. Y, al igual que ocurre con el resto de nuestros temores, este miedo condicionará nuestras conductas, moviéndonos a evitar ser rechazados por los demás. De ese modo reforzaremos cada vez más nuestra creencia de que es terrible no obtener el beneplácito de todos cuantos nos rodeen, y nuestras sensaciones de angustia y malestar manifiestas cada vez que en nuestra mente aparezca uno de esos pensamientos que predican que somos rechazados por alguien, acabarán resultándonos intolerables; nos producirán tal aversión que tenderemos a evitar, no ya el rechazo en sí de los demás, sino las situaciones que despierten en nosotros esas sensaciones y pensamientos tan desagradables. Muchas de las personas con agorafobia presentan este tipo de miedo entre sus numerosos temores; y muchas de las personas con este tipo de temores presentan características muy similares a las personas con agorafobia cuando su temor es muy exagerado.

Cabe preguntarnos... ¿Por qué motivos somos rechazados por los demás? Podemos serlo por ser feos o poco agraciados físicamente, por ser violentos o poco sociables, por resultar ineptos, por pertenecer a distinta clase social o étnica, por tener algún tipo de enfermedad o tara física..., y por un abundante número de motivos totalmente subjetivo y a criterio de quienes valoren ese rechazo. Pero, si hay un motivo por el que a las personas no nos gusta ser o sentirnos rechazados, es el miedo al ridículo.

Nuestro sentido del ridículo es tal que puede llevar a las personas a cometer todo tipo de actos con tal de que los demás no le consideren ridículo, débil, torpe. Pero, al margen de la evitación de situaciones, violencia, o cualquier otra conducta que pueda desencadenar en las personas ese sentido, y de las emociones que nos provoca, lo que nos interesa en este capítulo es aprender sobre el mismo y cómo superarlo.
Para ello, basta observar el comportamiento y el sentimiento de las personas que sufren en extremo este temor. Sus vidas quedan muy limitadas, dado que su miedo les conduce a evitar todo tipo de trato con otras personas que no pertenezcan a su entorno más cercano. Hablar, comer o escribir en público les resulta una tarea, más que dificultosa, tremendamente sufrida. Para ello, su mente pone frente a su atención una y otra vez todo tipo de pensamientos alarmantes, que les mantienen entre alerta y vigilantes ante la posibilidad de que se presente una situación que favorezca el resurgir de esos pensamientos y sensaciones, ese malestar al que tanto temen; y angustiados cuando, por uno u otro motivo, sus temores hacen acto de presencia y se dispara su ansiedad.

La superación de este temor pasa, al igual que cualquier otro, por hacer un análisis profundo del fundamento de nuestros temores; por la correcta observación de nuestras sensaciones y pensamientos, para aprender a tolerar tanto a unas como a otros; y por la aplicación del pensamiento y conductas adecuados.

Al analizar los fundamentos de nuestros temores, al margen de la carga genética que al respecto podamos tener, y de la comprensible función que para la supervivencia como especie haya podido realizar este temor en nosotros, podremos llegar a comprender que nuestro temor es infundado. Para muchas personas resulta terrible, y lo experimentan como tal, el mero hecho de que una o más personas les puedan rechazar, porque creen que resulta vital para ellos su aprobación, o, de que menos, perjudicial para su bienestar dicho rechazo, aunque no sean conscientes de esa creencia (cognición). Ese tipo de creencia y de reacción resulta común en todos nosotros, en función de lo importante que nos resulte la persona o personas de quien consideremos su rechazo; si bien, para muchas personas, en especial quienes sufren lo que se denomina fobia social, interpretar que son rechazados por cualquier miembro de la sociedad supone experimentar un alto grado de ansiedad y angustia, con las consecuencias que ello les conlleva. El juicio que de ellas puedan tener personas cuyo beneplácito o desaprobación no supondrá nada para su vida o su bienestar, pues no son determinantes en su actividades ni en sus relaciones afectivas, o en cualquier otro área de importancia para su bienandanza, adquiere carácter vital para estas personas, y como tal lo sienten en innumerables situaciones, debido a la visión distorsionada y carente de buena observación, a la creencia que se han forjado gracias, una vez más, a sus pensamientos, a sus sensaciones, y a la interpretación de ambos, y a su comportamiento esquivo de aquellas situaciones que les causan ese temor.

Pero no sólo aquellos cuyas vidas quedan limitadas en extremo por el temor a la opinión que merezcan a los demás sufren por esa causa; pues, aunque no tan extremadamente, todos, unos más y otros menos, nos dejamos afectar por ese miedo, evitando algunas situaciones innecesariamente y sintiéndonos mal en muchas otras por ello.

¿Cómo podríamos superar ese temor?

Podemos renunciar voluntariamente al beneplácito de los demás y sentirnos bien; podemos no necesitarlo y sentirnos totalmente a gusto por ello. Pero, además, si analizamos lo vital que para nosotros resulta no ser rechazados, podremos llegar a la conclusión de que, a lo sumo, lo más que nos podría pasar por ser rechazados es que nos rechazara absolutamente todo el mundo, quedar completamente solos, lo cual resultaría prácticamente imposible; pero, aun en el caso de que fuera posible, siempre nos tendríamos a nosotros mismos y podríamos sobrevivir a ese hecho.

Lógicamente, cuanto más a gusto estemos con nosotros mismos y más nos conozcamos y comprendamos, mejor sobreviviremos en esas circunstancias; pero, eso también nos ocurre ahora, pues, mediante un correcto conocimiento interior será difícil que nuestros temores nos condicionen, y menos en extremo, lo que supone un grato bienestar. Además, ante un correcto conocimiento interior surgirá una mayor aceptación de nosotros mismos, en cualquier circunstancia; y, cuando nuestra imaginación tenga a bien traernos el supuesto de la soledad a nuestra mente, ésta comprenderá que, aun en ese supuesto, la vida no resulta tan trágica, pues nos tenemos a nosotros. Ello restará ansiedad a ese temor y lo pulirá notablemente.
Así pues, si queremos superar ese temor, deberemos meditar esto y utilizar toda la fuerza que nos dé la razón sumada a las ganas de vivir plenamente esta vida, sin absurdos condicionamientos que nos limiten tan extremadamente.

Una vez hecho esto, nuestro siguiente paso debe ser el de perfeccionarnos en la práctica de aprender a observar y tolerar nuestras sensaciones y pensamientos; lo que ya expusimos en anteriores capítulos. Cuando tengamos el suficiente manejo, podremos observar cómo, efectivamente, nuestras sensaciones de ansiedad y angustia se manifiestan a la par que el pensamiento que nos las provoca, si bien puede ser seguido por otros pensamientos que mantengan e incluso aumenten nuestra ansiedad, guarden o no directa relación con el pensamiento que causó nuestro temor originalmente.

Ya con cierta habilidad en esta práctica, deberemos esforzarnos en aprender a cambiar nuestros pensamientos, infundados e irracionales, por otros más adecuados, lo que deberemos hacer en el momento en que aparecen nuestros pensamientos alarmantes. Así, a modo de ejemplo, si pensamos que no podemos hacer tal cosa porque alguien puede pensar que somos... ridículos, deberemos pensar, aunque nos cueste mucho trabajo hacerlo, una y otra vez, que ese no es motivo para que no podamos hacer algo, para que quedemos privados de poder hacer tal cosa. Eso no quiere decir que por el mero hecho de pensarlo y llevar a cabo la acción que nos hemos propuesto emprender aun a pesar de nuestro temor al rechazo, no vayamos a experimentar ansiedad, en absoluto. Experimentaremos tanta ansiedad como nuestro ser, a pesar de nuestra razón, considere de perjudicial para nuestro bienestar llevar a cabo esa acción.

Sin embargo, nuestra práctica de la meditación y nuestro empeño deben ser suficientes para aguantar y comprender nuestra ansiedad hasta que ésta resulte más tolerable; pues, en la medida que dejemos de evitar todas aquellas situaciones que evitamos únicamente por nuestro temor a ser rechazados, a la vez que vayamos adquiriendo destreza en nuestra atención a las sensaciones y pensamientos, y en la tolerancia de aquellas y el cambio de éstos por otros más adecuados, nuestra ansiedad ante ese tipo de situaciones será mucho menor y podremos realizar todas aquellas actividades de que nos privamos por el mero hecho de creer que es terrible que los demás nos rechacen.
A todo ello, hay que sumar que, al igual que las personas influenciadas por la emoción de la pérdida tienen una visión discriminatoria de la realidad, mediante la que ven predominantemente aquellos aspectos que les resultan negativos, cargados de pesimismo y auto-recriminación, las personas que sufren este temor (como otras que sufren otros temores) tienden a ver motivos de rechazo por doquier y, aunque sólo resulten producto de su imaginación en la mayoría de ocasiones, ello no impide que los vivan como ciertos.
De ese modo, deberemos aprender a considerar que, aparte de que no tiene esa vital importancia que seamos ciertamente rechazados, no lo somos en absoluto tantas veces como creemos apreciar, influenciados por nuestra particular y discriminatoria visión.

Pero, en el caso de que así fuese, deberemos aprender a observar a la gente como es: personas que, como nosotros, cambian y están en constante movimiento. Difícilmente podremos encontrar a alguien con una opinión única e inamovible. Al igual que nosotros, los demás tienen pensamientos contradictorios unos de otros, respecto de otras personas o de cualquier tema en general. Nuestro modo de pensar varía en función de multitud de circunstancias; nuestro aprendizaje, nuestro entorno e influencias, nuestro estado de ánimo, etc. ¿Quién no ha opinado de forma positiva en alguna ocasión de alguien y, en otra ocasión, de forma negativa? Incluso en instantes consecutivos se puede dar esa disparidad de opiniones condicionadas por múltiples motivos.

Nuevamente, nosotros no podemos cambiar el modo de pensar de los demás, aunque podamos influir en él. No está en nosotros decidir si caemos bien o mal; por consiguiente, desear que seamos siempre bien recibidos, aceptados y que todos nuestros actos caigan en gracia a los demás, resulta una tarea imposible.

Así pues, y a modo de resumen, mi consejo para superar ese temor es el siguiente:

Práctica con las sensaciones y con los pensamientos que las provocan, para aprender a modificar éstos.

Meditar acerca de la importancia que para nosotros tiene la aprobación de los demás.

Renunciar al deseo de aprobación.

Afrontar las situaciones que debamos llevar a cabo en nuestra vida cotidiana y que evitemos por ese temor. Si nuestras limitaciones son muchas, comenzaremos por afrontar las tareas que nos resulten más asequibles y continuaremos realizando otras de mayor dificultad..."


Este y otros contenidos podrá descargarlos gratuitamente del libro "Meditación práctica, aquí y ahora"

Las obsesiones.

Las obsesiones
Por Joaquín Carrizosa

Según mi experiencia, la ansiedad tiene la cualidad de abrirse paso en nuestro ser tal como lo pudiera hacer el agua en un entorno natural. De ese modo, y continuando con la comparación, si a un río le pusiésemos un muro de contención (en un determinado punto de su cauce), el agua se abriría camino por otros lados: por sus bordes, rebosando ese muro, etc.

Igualmente, la ansiedad, cuando es atajada en alguna de sus manifestaciones, como puede ser superando la agorafobia, o dejando un hábito como el de fumar o el de comer compulsivamente, se abre paso de nuevo por nuestro ser, tal como el río del ejemplo anterior, creándonos un nuevo hábito, e incluso trastorno, con la ansiedad nuevamente como pilar fundamental de ese nuevo hábito o trastorno.

Por ese y otros motivos, las obsesiones fueron muy importantes en mi recorrido del pánico a la alegría, dado que tras superar el pánico, la ansiedad se abrió paso en mi, como en cualquier otro en parecidas circunstancias, manifestándose ahora a modo de recurrentes pensamientos aterradores, que incidían en mi mente de forma prácticamente constante. Es por ese motivo que las obsesiones ocupan una parte muy importante en el libro “Del pánico a la alegría”.

Hablamos de obsesiones cuando en nuestra mente surgen una y otra vez pensamientos con un contenido amenazante para nosotros, y respondemos realizando alguna acción con la que, de forma compulsiva, intentamos mitigar las posibles consecuencias de lo que nos vaticinan esos pensamientos que nos obsesionan.

Pondré un ejemplo:

Imaginemos que tenemos un pensamiento que nos atormenta, como puede ser el temor a perder el control y cometer algún tipo de locura, o a resultar contaminados fatídicamente por tener contacto con cualquier objeto; cuando respondemos ante ese, u otros pensamientos similares, realizando acciones, a modo de ritual, con las que pensamos que es el único modo de que no nos suceda lo que tememos, podemos decir que sufrimos obsesiones.

Esas acciones pueden estar muy bien definidas, como es el caso de las personas que se lavan compulsivamente las manos o todo su cuerpo, con el fin de no resultar contaminados por el contacto con otras personas y objetos en general; o como las acciones que realizan quienes cuya compulsión consiste, fundamentalmente, en ordenarlo todo, experimentando una gran ansiedad cuando no lo hacen así; o por citar otro ejemplo, las personas cuya compulsión consiste en verificar una y otra vez el estado de algunas de sus cosas, como por ejemplo, si han cerrado la puerta de casa, o cuanto dinero llevan en su cartera, aun habiéndolo hecho recientemente y siendo conscientes de ello.

Esas acciones, como dije anteriormente, pueden estar muy bien definidas, o por el contrario, pueden resultar bastante difíciles de detectar, como es el caso de las personas que sufren obsesiones y que no realizan ninguna acción, en apariencia, para mitigar la ansiedad que les producen. Generalmente, este tipo de personas, se enredan en una intensa actividad intelectual durante horas, e incluso días, con la pretensión de mitigar tanto la ansiedad que le producen sus propios pensamientos, como las supuestas consecuencias que éstos les vaticinan. Es decir, imaginan compulsivamente posibles soluciones ante sus pensamientos obsesivos, una y otra vez, con la esperanza de calmar así la ansiedad que estos les producen, y también con el fin de que no suceda lo que ellos tanto temen.

Tanto en este caso como en el de las demás clases de obsesiones, lo que permite que los temores se conviertan en obsesiones, es precisamente la realización de esas acciones (o rituales) con las que se pretenden neutralizar.

Para aprender a manejar las obsesiones existen numerosas terapias y metodologías, como son la terapia cognitivo-conductual o los fármacos que en la actualidad están indicados por los psiquiatras para ese trastorno.

Personalmente considero que es con la práctica de la meditación, Samatha y Vipassana, con lo que este tipo de trastorno se erradica más eficazmente.
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Las obsesiones son un problema bastante común y cotidiano. Todo el mundo se ha sentido en alguna ocasión "atrapado" por algún pensamiento que le atormente, en ocasiones absurdamente y en otras de forma justificada. No obstante, para bastantes personas esos pensamientos tormentosos llegan a resultar verdaderamente un problema limitante, generador de mucha ansiedad e incluso el desencadenante de depresiones.

En términos de psicología occidental, a las personas a quienes sus obsesiones se convierten en un trastorno psicológico considerado como tal, se les dice que sufren "TOC" (Trastorno Obsesivo Compulsivo). Se caracterizan por sufrir esos pensamientos tormentosos y generadores de ansiedad de forma muy recurrente, así como por realizar unas determinadas conductas (denominadas rituales) con las que "ahuyentan" a sus temores temporal y levemente. Existen varios tipos de personas obsesivas algunos autores las clasifican en función del tipo de ritual o comportamiento que llevan a cabo con la intención de ahuyentar sus temores (limpiadores, verificadores, ordenadores, acumuladores, ritualizadores mentales y atormentados u obsesivos puros). Así, por ejemplo, los <> se sienten atormentados por la idea de que puedan contraer alguna enfermedad por el mero hecho de tocar cualquier cosa, por lo que muy frecuentemente se levan compulsivamente las manos, se duchan, lavan su ropa, etc. En suma, todos ellos realizan un claro ritual ante los pensamientos que les atormentan.

Sin embargo, los denominados atormentados u obsesivos puros se pueden pasar horas, en incluso días continuados preocupados enormemente y absortos en sus tormentos sin que, aparentemente, realicen ningún ritual o compulsión. Señalo <> porque, según pude comprobar por mi propia experiencia con ese tipo de obsesiones, si que se realiza un comportamiento compulsivo consistente en <> compulsivamente una posible solución ante la idea o pensamiento atormentador, con el objeto de que desaparezca el amenazante peligro que vaticina.

Como en el caso de las crisis de pánico, de la depresión y de otras muchas causas de sufrimiento emocional, es un problema que tiene solución. Para ello además de distintos fármacos que pueden servir de ayuda a los casos más severos, existen terapias y técnicas con las que aprender a manejarlas. En mi libro "Del pánico a la alegría"" narro la experiencia que tuve con las obsesiones, especialmente con las denominadas atormentadoras u obsesiones puras (las cuales pueden resultar muy complicadas de superar debido a lo sutil de la compulsión de que se acompañan), así como el conjunto de técnicas y recursos de que me serví, y el modo en que las empleé para superar definitivamente ese mal. Entre otras, separaba y observaba profundamente cada uno de los elementos de que se componían mis obsesiones (sensaciones, pensamientos, conductas, emociones). Observaba y analizaba cada uno de esos elementos para después aplicar el pensamiento y la conducta correctas. Superé definitivamente ese trastorno; fue un poco difícil pero con ello aprendí no sólo a superar mis obsesiones, sino a conocerme bastante más a mi mismo y al entorno que me rodea.

Recogido de la página de Joaquín Carrizosa

Una receta para ser optimista



Por Ramón Fernández Palmeral

Hace años encontré entre unos papeles una receta manuscrita, anónima, no sé los años que puede tener. Si analizamos la receta con detenimiento, vemos que nos quiere decir algo, y este algo que yo intuyo, se divide en dos partes, una en la que nos explica qué es el optimismo y luego nos anima a memorizar unas palabras. Y os tengo que decir, que memoricé estas palabras y, que, sin querer, constantemente se me vienen a la cabeza como un mantra a oración, y tengo que decir que me funciona, que me predispone a ser optimista, porque el optimismo es una aptitud positiva que se aprende. Las palabras son:

Optimismo:
confianza
convencimiento
certeza
ilusión
ánimo
esperanza

Memorizar:
1 asombroso
2 atractivo
3 espléndido
4 genial
5 fascinación
6 fantástico
7 maravilloso
8 magestuso
9 solemne

Yo agregaría "guay" y "chuli"

Hemos visto que el optimismo pose un lenguaje donde no aparecen el derrotismo, las quejas ni los quejicas de aquellos que nada más levantarse ya le parece el día malo. Que se quejan de los horarios de trabajo y de todo cambio, porque la comodidad consiste en no hacer ningún esfuerzo por cambiar. Siempre están en crisis, en crisi están los que vienen en pateras y se las juega en el mar, en crisis están un tercio de la humanidad.
Un pesimista suele pensar que el pasado fue mejor, por el contrario un optimista vive el presente, tiene distracciones, un “hobby”, se suele tomar un café o una cerveza con los amigos, hablan y cuentan chistes, se rien de ellos mismo, sonríen y dan ánimos como un entrenador de fútbol a sus jugadores. La vida no es perfecta, por eso vive y deja vivir, tiene un lenguaje cuya haz de palabras son las de la receta que arriba indicada.

Pizza alicantina

La pizza alicantina

-pasta fina para pizza
-fritura de tomate, cebolla con ajos
-unas gambas arroceras y mejillones.
-orégano y albahaca


Se frien los ajos, cebollas y tomate natural, se pasa por el chino y se vierte sobre la pasta preparada para pizza.
Se cuecen al vapor los mejillones y las gambas, y se pelan. Una vez peladas se ponen encima de la fritura (tomate, cebolla, ajos, orégano y albahaca), ya sobre la pasta de pizza, se cuece al horno 10 ó 15 minutos a 240 grados.

Linta para comer

PROVINICAS ESPAÑOLAS:
Álava,Albacete,Alicante,Almería,Asturias,Avila,Badajoz,Barcelona,Burgos,Cáceres,Cádiz,Cantabria,Castellón,Ceuta,Ciudad Real,Córdoba,Cuenca,Gerona,Granada,Guadalajara,Guipúzcoa,Huelva,Huesca,Islas Baleares,Jaén,La Coruña,La Rioja,Las Palmas,León,Lérida,Lugo,Madrid,Málaga,Melilla,Murcia,Navarra,Orense,Palencia,Pontevedra, Tenerife,Salamanca,Segovia,Sevilla,Soria,Tarragona,Teruel,Toledo,Valencia,Valladolid,Vizcaya,Zamora,Zaragoza

El pesimismo es contagioso como la gripe

El pesimismo es contagioso como la gripe, sobre todo en épocas de crisis, donde todas las noticias son malas, tenemos que combatir el pesimismo. Es una forma de estar a la defensiva, para evitar ser dañado en las emociones, es una desconfianza constante. El optimismo se aprende y el pesimismo se contagia. El pesimismo se cura, así como la gente aprende ciertas habilidades también puede aprender a ser optimista. No te dejes llevar por pensamiento negativos, recuerda que nada más que un estado mental. Cuando aparecen días nublados, lluvioso o de viento, y cuando las noticias son malas, nuestro pesimismo aumenta.

El pesimista es una persona con algún tipo de alteración emocional o psicológica que le impide encarar las situaciones con confianza.
En hablar mal de todo, todo el tiempo. En hacer mala cara, en quejarse por todo y en sufrir. Son expertos en criticarlo todo, en dar malas noticias y en compartir su pesimismo. Podríamos hablar de una persona con mucha sensibildida a la emociones internas o externas, muy preocupadas por todo lo que podría suceder.

A esas personas las llaman: Pesimistas Expertos.

Han dedicado su vida a ver el lado malo de todo: De la política, de su país, de su ciudad, del trafico, de las personas y hasta de ellos mismos.

Antes probablemente yo era uno de ellos. Ya no. Ahora advierto: ¡Cuidado con los Pesimistas Expertos!
• Solo trasmiten las malas noticias. Nunca las buenas.
• Su "mala energía" es contagiosa.
• Hacen paginas web, artículos ó programas solo para criticar
• Sus criticas no aportan. Solo destruyen.
• En Twitter o Facebook solo comparten cosas malas.
• Hablan mal de todo
• Les gusta ser infelices
• Sufren en exceso. No disfrutan lo desconocido.
• Viven preocupados por los noticieros, los periódicos y las cosas malas.
• Hablan mal de la gente a sus espaldas. Hablan mal de ti.
• Gastan su energía. No crean.
• Viven donde no quieren. Hacen lo que les toca. Pierden su tiempo.

Hay que tener cuidado con este tipo de personalidades, o mejor: alejarse de ellas. Nuestro entorno definitivamente influye en nosotros, y si te rodeas de este tipo te gente, te transmitirán solo pesimismo y depresiones. Estas actitudes y sentimientos empezaran a volverse normales en ti.

No dejes que eso pase.

Es cierto, la critica es importante. Es necesario otro punto de vista. El inconformismo es sano. Pero el pesimismo es una enfermedad (contagiosa). Quejarse un poco es natural, pero volverlo un habito no. Aléjate de las "depres", te contagiarán su "depre".

No hay que aguantar a gente que solo te trae lo malo de la vida y que solo ve una parte de la realidad (la mas patética). Puedes dejar de estar con ellos. De escucharlos.


Definición de Pesimista
El término pesimista es un adjetivo de tipo calificativo que se utiliza para designar a determinado tipo de personas que mantienen una mirada negativa o pesimista sobre la vida, las situaciones que suceden a su alrededor, etc. El pesimismo se caracteriza por presentar todo o numerosas situaciones de manera negativa, sin permitir que salga a trasluz los elementos positivos, enseñanzas y aprendizajes que cada circunstancia puede tener también. Si bien el pesimismo puede estar presente en cualquier persona en situaciones particulares y determinadas, la persona pesimista es la que continuamente se maneja con esta actitud y no cuenta con la capacidad de disfrutar circunstancias o momentos que para otros son completamente positivos.
Se podría considerar que una persona con alegría o comprender aquellos momentos que vive como momentos de aprendizaje, esfuerzo y logros. Por lo general, una persona pesimista es una persona que se ve invadida por la angustia, el temor, el miedo, la decepción, la amargura y la negatividad. Si bien todos estos rasgos son elementos que componen el sistema psíquico y emotivo de una persona, es común que hoy en día la presencia de los mismos sea tan fuerte y permanente que termine generando alteraciones y complicaciones para la persona a nivel orgánico y somático.
El pesimista, además, puede llegar a desarrollar problemas de tipo social en tanto que las personas que lo rodean suelen cansarse o hastiarse de su actitud permanentemente negativa sobre la vida. Para muchos el pesimismo es contagioso ya que es más fácil observar las cosas negativas de la vida que las buenas. Por eso, cuando una persona es extremadamente pesimista, suele también recluirse socialmente, no disfrutar la compañía de otros, ser poco tolerante a los demás y terminar contando con numerosos problemas sociales, laborales, familiares y amorosos.


Siempre se sale adelante

Para alejar el pesimismo

• Procure dormir bien, entre siete y ocho horas diarias siempre a la misma hora, el sueño hace que la persona se sienta relajada y con pensamientos positivos.

• Desarrolle su autoestima. Confianza en que los proyectos va a salir bien. Haga deporte. Sexo

-Evitar telediarios, noticias, los partes de noticias en radios.

• Lea libros de superación personal, alimentarse con material engrandece el espíritu y que brinden una mejor forma de resolver problemas.

• Cultive actividades que le hagan sentir bien y que las disfrute.

• Cultive alguna diversión: vaya al cine o vea un programa cómico para contrarrestar los períodos negativos. Tertulias de amigos chistosos, despreocupados, gente joven.

• Mantenga contacto con personas optimistas, que le hagan sonreír a cada instante.

• Evite a los pesimistas como si tuvieran una enfermedad contagiosa porque en realidad la tienen.

. Hay que "pasar" de las críticas y de comentarios de los demás.

. Procura no ser rencoroso, y olvida rápido las pequeñas afrentas. (ante una situación ofensiva lo mejor es pedir explicaciones y aclarlo)

De las situaciones más difíciles se sale. Que nada te turbe, que nada te pueda. Cuando estábamos al borde de la guerra con nuestros vecinos, sonaba a risa la frase del mediador diciendo "se ve una lucecita". Y se hizo la luz.
Uno siempre tiende a pensar que los problemas que sufre son los peores y no siempre es así.
No los vamos a solucionar con pesimismo, quejándonos, pero podemos mitigarlos buscando caminos entre los que hacemos lo mismo, con creatividad y sensatez.
Siempre termino pensando en un amigo que desde su silla de ruedas jamás perdió su optimismo. A sus problemas, que eran problemas en serio, les buscaba solución. Terminó manejando la computadora con la voz y dándonos a todos una lección de vida ejemplar.
Que la situación que vive el sector y su gente no nos impida disfrutar de las cosas buenas que tenemos al lado. Usted me entiende. Son las que no se compran con dinero y son muchas. Esto es lo trascendente.
"No sentirse vencido ni aun vencido", como dice Almafuerte. Cambiar el llanto por una sonrisa no es una utopía. Todos tenemos problemas, y muchos. Pero tenemos más motivos para disfrutar de la vida. A pesar de todo.

Las crisis son contagiosas
Las cifras de desempleo y las noticias que los medios nos transmiten a diario sobre hechos de violencia lo demuestran claramente. Será que los medios han podido ser inmunes al clima de pesimismo en nuestro país? Importante pregunta si se tiene en cuenta que es a través de ellos que recibimos no sólo las noticias, sino también un implícito mensaje de qué tan grave es la situación.
Cada vez estamos viendo más y más personas que nos consultan hundidos en severas depresiones. Y no sólo está afectando a los adultos, sino también a los niños que no ven claro su porvenir en este país. Pero de la misma forma que en las relaciones siempre existen conflictos, que pueden llevar a padres e hijos a una ruptura o a las parejas a divorciarse, no hay duda de que hay todavía muchas cosas que podemos hacer antes de divorciarnoss Tal vez lo primero sea tener una visión más balanceada de nuestra situación. No se trata de negar la realidad, pero tampoco de magnificarla bajo el lente oscuro del pesimismo. Mirar le lado positivo de las cosas, empezando por su los amigos, su capacidad frente a la adversidad, que ha sido demostrada históricamente.
Los conflictos son inevitables, hacen parte de la naturaleza humana pero pueden ser, si se manejan creativamente, fuentes de crecimiento y progreso. Es cierto que el ser humano ha sido, a través de la historia, el responsable de los mayores desastres. Pero también ha sido el gestor de las grandes soluciones. La vida es un constante reto.

Frases:
EL PESIMISMO ES CONTAGIOSO
EL ECHO DE VIVIR YA ES UNA GRAN NOTICIA
LA GENTE BUCA AL FUERTE
SER DE CARATER OPIMISTA CON LOS DEMÁS
LA GENTE HUYE DEL QUE TIENE PROBLEMAS O LOS MUESTRAS
ELEGIR SER OPTIMISMA COMO NORMA GENERAL
LA ALEGRÍA SE PROYECTA CON UNA SONRISA O UN ABRAZO. (Sonreír todo lo que se pueda)
HAY QUE SABER ESCUCHAR Y PONER CARA DE QU TE INTERESA LO QUE DICEN LOS DEMÁS

Propiedades medicinales de la Pimienta

Propiedades medicinales de la Pimienta

Se le atribuyen poderes vasoconstrictores. por lo que la Pimienta es beneficiosa para las varices, la matriz o útero, hemorróides, la vegiga, los problemas hepáticos,

Gracias a sus aceites esenciales (ericolina), tiene poderes antioxidantes y anticancerígenas.

La pimienta, al igual que otras especias picantes, ayuda a quemar grasas.

PROPIEDADES AROMÁTICAS

Lo picante de la pimienta es dado por la piperina, una sustancia que se encuentra sea en la pulpa que en la semilla (al revés de la capsaicina del pimentón), poco soluble en agua, parcialmente soluble en éter pero totalmente soluble en alcohol. La piperina es contenido en casi todas las especies de pimienta pero le está en el Piper nigrum que se encuentra en mayor cantidad.


La pimienta es rico en taninos, almidón, terpenos (lípidos, componentes esencial de muchas resinas y aceitas esenciales qué otorgan a los muchas plantas su característico aroma), pinene (compuesto aromático que se encuentra en los coníferos), limoneno (pertenece al grupo de los terpenos y tiene un característico perfume de limón o naranja) ecc. qué junto todo otorgan a la pimienta su extraordinario aroma.

La pimienta con la molienda pierde su aroma por tanto, si se quiere saborear al lleno su fragancia, es molerlo bien al momento de servir en mesa con los clásicos "molinillos de pimienta" qué no deberían faltar nunca en nuestras cocinas.

Las propiedades de la pimienta son atadas al empleo que es hecho siempre: estimulante de la digestión y expectorante.

A la pimienta además se atribuyen propiedades antisépticas, antinflamatorios, diuréticas y un blando poder afrodisíaco.

La pimienta normalmente es usada en la medicina Ayurveda para ayudar la digestión, para mejorar el apetito, por quien tiene problemas respiratorios, de diabetes, de flatulencia y de anemia.

NO SE RECOMIENDA en caso de gastritis.-No obstante, no olvidemos que los condimentos picantes son contradictorios en personas con gastritis o enfermedades intestinales, ya que al estimular las secresiones generan mayor irritación de la mucosa gástrica, por ejemplo.

Jóvenes acróbatada en Alicante



El ejercicio es siempre recomentable, pero no hagan esto, les puede dar un lumbago. Ver a esta gente aumenta nuestro optimismo.

Puerto deportivo de Alicante



El deporte de la vela es salud, sobre todo cuando se tiene un montón de euros.
En España hay gente que lo pasa mal, pero hay muchos otros que tienen dinero para gastar en barcos. Lo cual quiere decir que la desiguladad, hoy en día es abismal. La lucha de clases sigue su curso, pero con una línea descendente.